La rosa y la rana

En este momento estás viendo La rosa y la rana

Había una vez una rosa roja muy bella, que se sentía de maravilla, al saber que era la rosa más bella del jardín.

Sin embargo, no entendía por qué la gente la veía de lejos.
Pasados unos días, se dio cuenta de que al lado de ella siempre había una rana grande y fea.

¡Era por eso que nadie se acercaba!

Indignada, le ordenó a la rana que se fuera de inmediato.
La rana, muy obediente le dijo:

– Está bien, si así lo quieres.

Poco tiempo después, la rana pasó por donde estaba la rosa, y se sorprendió al verla totalmente marchita, sin hojas y sin pétalos.

Le dijo entonces:

– Vaya que te ves mal. ¿Qué te pasó?

La rosa contestó:

– Es que desde que te fuiste las
hormigas me han comido día a día, y nunca pude volver a ser igual.

La rana sólo contestó:

– Pues claro, cuando yo estaba aquí, me comía a esas hormigas, y por eso siempre eras la más bella del jardín.

¿Qué nos puede enseñar esta historia?
¿Qué tipo de ego predomina en este cuento?
¿Cuántas veces actuamos como jueces de los demás?

Muchas veces despreciamos a los demás por creer que somos más que ellos, más bellos, o simplemente que no nos “sirven” para nada.

Comprendamos que tenemos algo que aprender de los demás, o algo que enseñar, y nadie debe despreciar a nadie.
No vaya a ser que esa persona nos haga un bien, del cual ni siquiera estemos conscientes.

No hagamos acepción de personas por su aspecto. Dios creó a la rosa y a la rana, con el mismo amor que a ti y a mí.

El amor no es un regalo para que te sientas feliz, sino para que hagas felices a los demás.

Desarrollado por Belén Oubiña.

Bibliografía:
https://lamenteesmaravillosa.com

Compartir: