Otra mirada de los síntomas: despertar la inteligencia emocional.

En este momento estás viendo Otra mirada de los síntomas: despertar la inteligencia emocional.

Se suele afirmar –con total veracidad– que toda enfermedad requiere una presencia médica; desde luego, sólo un médico está habilitado para diagnosticar, tratar y seguir la evolución de los síntomas. Sin embargo, agregar más indicios al diagnóstico a través de nuestro cuerpo con una escucha biológica –no psicológica–, descubriendo los códigos biológicos que existen detrás de cada síntoma, y cuáles emociones los activaron, sin duda ofrece más posibilidades de curación y un camino de conciencia infinito.

En el Universo, todo es equilibrio y todo es perfecto. Todo es energía y materia. Los síntomas son la solución –o la tentativa de solución– a un estrés no resuelto; llegan para recordar lo que uno vino a trabajar en la Tierra.

Sabemos, además, que el inconsciente se manifiesta en forma de sueños, a través de un síntoma físico o una emoción. Y que la emoción aparece siempre en un instante, de manera involuntaria, incontrolada y adaptada a la perfección a una situación exterior. Es nuestro carburante, la esencia misma de la vida, nuestro combustible de base. Nos permite avanzar y nos hace tomar una dirección, y no otra.

Por otra parte, la emoción negativa es una energía. “Emoción” viene del latín y significa movimiento: la energía tiende a crear movimiento. Si la persona no se mueve, busca movimiento dentro del cuerpo. Esta energía tiene una pulsión y necesita salir, y si no se la deja salir, se moverá en el interior del cuerpo y se manifestará como síntoma de una enfermedad.

Somos responsables del sentido que le damos a nuestras experiencias. Y somos responsables también, de nuestras enfermedades y de nuestra curación. Es una oportunidad de crecer y evolucionar. La enfermedad es la solución inconsciente a un conflicto.

Detrás de todo lo que nos rodea, existe una inteligencia memorizada en nuestras células. Las emociones que traemos, activan los códigos de nuestra naturaleza interior. Cada persona tiene un resentir específico, personal, y presentará síntomas diferentes a los otros o no presentará ningún síntoma, de acuerdo a su programación biológica.

La emoción condiciona la biología. El psicólogo francés Marc Frèchet fue más allá para hallar la raíz del conflicto, y descubrió que todas las enfermedades tienen un sentido biológico, cíclico y emocional. Buscar “qué” estímulo exterior provoca el síntoma y “qué” es lo que provocó el síntoma. Es el paciente que busca en su historia, el resentir, su relación con su historia y sus heridas.

Todos respondemos a un factor matemático.

El inconsciente es biológico está en el cuerpo, en cada una de nuestras células. La vida es biología por naturaleza, por esencia, y psicológica por accidente, es decir, el momento de un conflicto, de un imprevisto.

Cuando no podemos adaptarnos a estos imprevistos, no tenemos nada en la memoria, en nosotros, ni en nuestros aprendizajes, que nos permita salir de esa situación. Sólo nos quedan como salidas las soluciones inconscientes, aquellas que se sitúan en las células de nuestro cuerpo, que contienen las memorias de evolución y mutaciones exitosas para sobrevivir aún más.

La decodificación bioemocional, parte del hecho que toda información está codificada. Por lo tanto, se puede acceder al conflicto emocional causante del síntoma o de la enfermedad, trabajando el cerebro emocional, es decir: su inconsciente.

El inconsciente  vela permanentemente, vigilando el entorno, detectando un peligro o una oportunidad excepcional desde un punto de vista de supervivencia, un territorio, el peligro, etc.

La decodificación bioemocional pretende enseñar a acompañar a nuestro paciente en esta zona oscura, en esta área de dolor anclada en el inconsciente, para que éste le de un nuevo giro a la emoción causante del síntoma o del malestar.

Decodificando, no sólo se puede llegar a descubrir el conflicto desencadenante, sino los conflictos programantes a través de los ciclos biológicos memorizados y el proyecto/ sentido que descubrió Marc Frèchet. Se puede identificar qué programas traemos grabados de acuerdo a nuestro inconsciente individual, familiar y colectivo.

El síntoma se sana con la toma de conciencia, la liberación de emociones y la toma de acciones.

La decodificación nos enseña a buscar en nosotros y en los demás esa coherencia emocional, enseñándonos al igual que las tradiciones espirituales orientales, que en la compasión hacia el Ser interior, nace la compasión por el mundo exterior.

Es un camino de conciencia personal. Vivir el inconsciente desde dentro, nos permite disfrutar sus infinitas cualidades y crear a partir de él, conectándonos con nuestro propósito de vida.

Compartir: