Líderes. Como evitar caer en la trampa narcisista

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Estas conductas en los entornos laborales socavan cualquier actividad o proyecto. Trabajar con personas así genera alta rotación de personal y estrés laboral

El narcisismo es una enfermedad tanto psicológica como cultural, señala Alexander Lowen, en su libro

“El Narcisismo, la enfermedad de nuestro tiempo”.

Allí describe a estas personas como egoístas, superficiales y con una dedicación desmesurada a la imagen.

Preocupados por su apariencia más que por sus sentimientos,

“su principal característica es la falta total de empatía”

dice Cristina Oneto, co-funder de Talentum. Sin embargo, agrega,

“tienen un carácter muy sociable, seductor y vendedor de sí mismo, que deriva en la ausencia total de culpa por los daños que pueda causar tanto en lo material como en lo espiritual en su camino hacia la cima del éxito y la fortuna”.

Tener un líder de equipo con estas características puede resultar muy nocivo para cualquier grupo de trabajo porque, en los casos más graves,

“ellos solo buscan su éxito personal, son muy competitivos y aman el poder y las posesiones materiales”

continúa Oneto; en ese sentido, los únicos favorecidos con sus acciones serían sus jefes y socios, que no deben dudar de que el líder narcisista ya está implementando una estrategia y un plan maestro para ocupar el puesto de su jefe o para dejar a su socio fuera del negocio”.

Lo cierto es que este tipo de liderazgo igualmente funciona en muchas estructuras corporativas

“ya que estas personas son muy funcionales a los objetivos de negocio aunque a menudo tienden a chocar con las visiones estratégicas y la escalabilidad de largo plazo para crear una estructura que permita crear cuadros de reemplazo y sustentabilidad”

Explica Martín Gerding, Senior Executive Manager en PageGroup Argentina & Uruguay.

 

CÓMO DETECTARLOS

Quienes se dedican a evaluar la madurez y los comportamientos de los postulantes a ingresar en un nuevo equipo de trabajo sostienen que

“el narcisista tiende a manipular las técnicas y si le es posible, incluso las estudia minuciosamente antes de asistir a la sesión”

 

Por eso, estas personas siempre ofrecen primeras impresiones positivas, son agradables, entretenidas y se adaptan a todas las circunstancias. Pero para aquéllos líderes narcisistas que ya forman parte de un equipo de trabajo y que necesitan de una evaluación de desempeño

“una de las herramientas más potente que se utiliza a nivel global son las evaluaciones 360 que constan de una autoevaluación en la que participan los colaboradores y los stakeholders involucrados”.

De esta forma, se pueden obtener reportes de los pares y de otros actores que comparten la gestión con el líder generando una retroalimentación que es crucial ya que los resultados se obtienen del feedback que da su entorno profesional como jefes directos, colaboradores, clientes y compañeros.

 

DISTINTOS NIVELES

Ahora bien, más allá de la aparente habilidad para conducir de manera favorable las primeras impresiones en una entrevista de trabajo, quiénes llevan años viendo a estos “pavos reales” desplegando sus estrategias pueden ir observando a lo largo del proceso

“una suma de indicadores que ya van mostrando rasgos de este tipo que, sumados a la falta de empatía nos permiten clasificarlos en unos 4 o 5 niveles”

Así es que los especialistas detectan que

“quienes se ubican en el nivel base poseen fantasías de grandeza y cierta falta de sentimientos pero que aún así están posibilitados de trabajar en empresas. Los problemas surgen en los extremos porque allí es donde se aloja “una personalidad que tiene muchas dificultades para socializar y una importante falta de contacto con la realidad que hace que sea difícil que uno los encuentre trabajando”.

Aquéllos que llegan a ser líderes de equipo,

“a menudo son vistos como aquellas personas que tienen un liderazgo seductor en el que incluso logran la inspiración de su equipo”

 

“por lo general son personas autónomas, innovadoras y muy orientadas a los resultados, a la acción y que buscan desarrollarse profesionalmente”.

 

En contraparte,

“son perfiles con un liderazgo directivo, es difícil moverlos de su estructura, pueden carecer de empatía con sus equipos e incluso frenar el desarrollo de los otros, son poco autocríticos y no demuestran humildad”.

 

LIDERAZGO CONSTRUCTIVO

Frente al interrogante de si es posible revertir esas características negativas Martín Gerding considera que si bien es muy complejo cambiar las características innatas de un determinado perfil de liderazgo,

“lo importante para poder capitalizar los puntos positivos es definir una estrategia que pueda delimitar sus rango de acción obligando a la persona a operar en función de la satisfacción de los objetivos de desarrollo de su entorno”.

Con una buena estrategia de coaching teledirigido tras una evaluación 360, se puede direccionar la gestión de un

“líder narcisista hacia un líder constructivo”, concluye.

 

Para poder revertir estos mecanismos que no aportan a la productividad de una compañía, que generan malestar en los equipos de trabajo y que provocan una altísima rotación de talentos a causa del estrés que se manifiesta por estar bajo el mando de personas con estas características, es necesario que los coaches hagan foco en poder ayudar al líder narcisista a descubrir sus verdaderas motivaciones para el éxito, sus dones y sus sentimientos así como también las distorsiones cognitivas de sus pensamientos para que pueda desplegar conductas saludables en pos del bienestar de él mismo y de su equipo de colaboradores.

 

Extraido de cronista.com

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