Hilo Rojo

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Hay una leyenda oriental que cuenta que las personas destinadas a conocerse tienen un hilo rojo atado en sus dedos que les une el uno al otro. Este hilo nunca desaparece y siempre está atado a tu dedo, el hilo se estirará hasta el infinito pero nunca se romperá.

Lleva contigo desde tu nacimiento y te acompañará, tensado en mayor o menor medida, más o menos enredado, a lo largo de toda tu vida. Así es que, el Abuelo de la Luna, cada noche sale a conocer a los recién nacidos y a atarles un hilo rojo a su dedo meñique, un hilo que decidirá su futuro, un hilo que guiará estas almas para que nunca se pierdan…

 

La leyenda dice así:

“Hace mucho mucho tiempo, un emperador se enteró de que en una de las provincias de su reino vivía una bruja muy poderosa, quien tenía la capacidad de poder ver el hilo rojo del destino y la mandó traer ante su presencia.

Cuando la bruja llegó, el emperador le ordenó que buscara el otro extremo del hilo que llevaba atado al meñique y lo llevara ante la que sería su esposa.

La bruja accedió a esta petición y comenzó a seguir y seguir el hilo. Esta búsqueda los llevó hasta un mercado, en donde una pobre campesina con una bebé en los brazos ofrecía sus productos.

 Al llegar hasta donde estaba esta campesina, se detuvo frente a ella y la invitó a ponerse de pie. Hizo que el joven emperador se acercara y le dijo: «Aquí termina tu hilo», pero al escuchar esto el emperador enfureció, creyendo que era una burla de la bruja, empujó a la campesina que aún llevaba a su pequeña bebé en brazos y la hizo caer, haciendo que la bebé se hiciera una gran herida en la frente; ordenó a sus guardias que detuvieran a la bruja y le cortaran la cabeza.

Muchos años después, llegó el momento en que este emperador debía casarse y su corte le recomendó que lo mejor era que desposara a la hija de un general muy poderoso.

 Aceptó y llegó el día de la boda. Y en el momento de ver por primera vez la cara de su esposa, la cual entró al templo con un hermoso vestido y un velo que la cubría totalmente…

 Al levantárselo, vió que ese hermoso rostro tenía una cicatriz muy peculiar en la frente.”

 

Queremos saber el futuro sin embargo, luego no sabemos interpretarlo por nuestro exceso de ego y falta de consciencia.

 

¿Qué es lo que realmente buscamos con saber el futuro?

 

¿Qué pensó el emperador al ver la campesina?

 

¿Con qué ojos la miró a la campesina?

¿Para qué queremos saber nuestro futuro?

 

Bibliografía:

https://arbolabc.com

https://mumablue.com

https://lamenteesmaravillosa.com

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